Entrevista a Las 2 del portal
3/12/2024Mónica Montañés y Alexandra Kuhn son dos artistas venezolanas, ambas antiguas alumnas de diferentes promociones de SUR, cuyos caminos se cruzaron como por arte de magia. Ahora crean juntas libros artesanales y forman Las 2 del Portal. No sabemos si son caballos de fuego como dice su horóscopo chino (las dos nacieron el mismo año, otra coincidencia) pero hemos querido acercarnos a ellas como quien se arrima a la chimenea para contaros su inspiradora historia. Aquí os dejo un resumen de la conversación que mantuvimos en La Pecera hace algunos días pero si lo preferís, podéis escuchar la entrevista completa aquí.
Mónica Montañés es escritora de teatro, cine, televisión y literatura. Emigró desde Venezuela a Madrid en 2017 y llegó directamente a SUR donde estudió el Máster en 2018-2020.
Alexandra Kuhn es artista y también aterrizó directamente en el Máster de SUR desde Venezuela en 2014. Formó parte de la primera promoción de la escuela.
Juntas forman Las 2 del portal, un nombre que hace referencia a cómo se conocieron, a través de una suerte de portal cuántico que les hizo comprender que debían hacer algo juntas. Su primer trabajo en común es Mi miedo y él, un cuento artesanal para niños hasta 99 años escrito por Mónica e ilustrado, diseñado y cosido por Alexandra. Mi miedo y él cuenta la historia de una niña que le tiene mucho miedo a un monstruo que se le aparece siempre que está sola. Su miedo y él son enormes. Pero ella irá haciendo cosas con las que logra que su miedo se haga cada vez más pequeño y descubriendo con asombro que al monstruo le pasa lo mismo: se hace cada vez más pequeño también.
Aunque ya habían coincidido en la escuela en alguna visita de Alexandra como antigua alumna mientras Mónica cursaba el máster, las dos se conocieron realmente en mayo de 2023 en una visita para la Comunidad SUR con nuestra profesora de pintura Vicky Herreros a la exposición Todo lo demás en Centro Centro. Alexandra y Mónica asistieron puntuales a la visita a la hora y lugar indicados, al igual que el resto del grupo de más de 20 personas. Sin embargo, por razones misteriosas e inexplicables, por más que ellas buscaron al grupo en la sala no lo encontraron. Después de varias vueltas, subidas y bajadas, llamadas y mensajes, perdieron toda esperanza y se sentaron a charlar.
Ana Alonso (AA). ¿Cómo surgió la idea de hacer un proyecto juntas?
Alexandra Kuhn (AK). Verdaderamente las circunstancias que nos llevaron a trabajar juntas fueron muy particulares. Como una situación que el espacio-tiempo dio, que es como en teoría se abren los portales. Esto no sólo fue cómo nos conocimos sino también cómo queremos ser, nos interesa abrir puertas, crear situaciones liminales. Platón sacó a los artistas afuera por alguna razón y es que los artistas tenemos que estar fuera de lo común, lo que el sistema te presiona a hacer y actuar desde ahí. Exaltamos formas diferentes de ser, la antropodiversidad, en contra de la homogeneización a la que nos empuja el sistema para que consumamos todos lo mismo y se pueda producir en masa. Nos queremos salir de eso y desde nuestro portal, ofrecer portales.
Mónica Montañés (MM). Además nosotras, a la edad que tenemos y después de toda una vida trabajando de una determinada manera ahora hemos decidido que queremos trabajar ASÍ. Yo vengo de un hartazgo de trabajar desde los veintipico años con la industria televisiva y las plataformas y tal y como está ahora la manera como se trabaja no me gusta. Habernos dado cuenta de pronto de que podíamos hacer lo que nos diera la gana y del pánico que da eso, vencer ese miedo y finalmente hacerlo ha sido fantástico.
AK. Nuestro logo es nuestro manifiesto, representa dos cabezas, dos corazones, cuatro manos y sólo dos piernas. Mi pata coja ella la tiene y la que a ella le falta la tengo yo, nos complementamos y tenemos muy claro cuál es el territorio de cada una.
AA. ¿Esto tiene que ver con la antropodiversidad que comentabais antes, gracias a que sois distintas os podéis complementar?
AK. Eso es. Mi pata coja es mostrarme, mostrar lo que hago. Tengo decenas de libros artesanales hechos pero no sé comunicarlo y eso a Mónica no le cuesta, le sale natural.
MM. Es cierto, yo tengo esa pata muy desarrollada la de mostrar, no me da ninguna vergüenza, para mi es un placer comunicar. En cambio, yo soy hija de un ingeniero, del que heredé la estructura, mucha estructura y lo agradezco muchísimo, y por otro lado de una artista. Mi conexión con Alexandra fue inmediata. Cuando la vi por primera vez pensé “ay es venezolana”, a pesar de sus dos metros y su amarillez [Alexandra es alta, con la piel muy blanca y rubia] y cuando comenzó a hablar pensé “es prima mía”, porque hay una conexión absoluta entre mi lado materno y Alexandra a pesar de que no es familia mía realmente. Aunque luego hemos descubierto que las dos participamos en el mismo salón de arte para jóvenes artistas en Venezuela en el que Alexandra ganó, el salón Pirelli en el año 1999, éramos dos chamitas.
AA. ¿Pero no os conocisteis entonces?
MM. No nos acordamos la una de la otra allí pero Alexandra sí recuerda la obra que yo presenté. Lo que pasa es que normalmente el circuito de los artistas plásticos es uno, el de los teatreros es otro y rarísima vez se mezclan, y muchísimo más difícil es que se trabaje juntos. Y eso es lo maravilloso de SUR, que estudiamos gente de todas las disciplinas y es donde eso puede pasar.
AA. ¿Cómo ha sido el proceso creativo?
MM. Después de aquella conversación en Centro Centro nos tomó año y medio hacer el cuento. Y eso que las dos somos súper ansiosas, yo lo quiero todo para ya pero en este caso lo dejamos fluir hasta que fuera saliendo.
AK. A mí me gusta hacer un proyecto de principio a fin. No me gusta hacer hoy tres ilustraciones, cuatro mañana… Ni siquiera es que me guste, es que el proyecto lo requiere para que se sienta una unidad. Uno de mis miedos desde el principio era que el personaje principal, la niña, no fuera siempre igual.
MM. Pero fuimos sufriendo y liberando sufrimientos porque ¡chama, nadie es igual de un día para otro!
AK. Mónica cambia su perfil de whatsapp siempre y cada vez que le voy a escribir un mensaje abro su foto para ver cómo está hoy y nunca es la misma y yo dije, “si nadie está siempre igual cómo voy a estar yo aquí preocupándome por esta uniformidad, homogeneidad de esta niña”.
AA. Mónica, ¿tú escribiste un texto y se lo mandaste a Alexandra para que lo ilustrara o hablasteis antes que os apetecía tratar el tema del miedo?
MM. Yo le pasé dos cuentos porque yo soy workaholic absoluta y tenía unos cuentos escritos y le mandé dos, uno era Mi miedo y él y el otro va a ser ahora nuestro segundo proyecto. Le gustaron los dos pero por el momento que estábamos viviendo nos pareció que hablar del miedo, entre la pandemia, la guerra y demás… tenía que ser ese. Cuando me mostró el primer dibujo de la niñita yo caí muerta de amor. Aunque luego esa ilustración no está en el cuento.
AK. Pero porque tiene un desenfadado porque es el boceto. Luego ella me dijo que por qué no probaba a meter algo de collage y funcionó.
MM. Y Alexandra me dijo que por qué no hacía un glosario con los términos más importantes del cuento para que no fueran los conceptos de la RAE sino los nuestros, y lo hice. Todo fue un flujo de ideas en las dos direcciones a partir de ahí y la respuesta de las dos siempre era que sí, sin rollo.
AK. Pero creo que también es porque una propone algo siempre respetando a la otra. Yo no te voy a violentar en una petición porque la petición no viene de lo que yo quiero sino de lo que conviene para el cuento. Desde niña mis cuadernos eran glosarios y citas y el cuento físicamente era muy flaquito y por eso surgió la idea del glosario.
MM. Sí y también la idea de hacer un apartado sobre nuestros propios miedos, desde pequeñas y también nuestros miedos durante la hechura del libro.
AA. En el cuento, la creación se convierte en el antídoto del miedo. ¿Es así como lo vivís vosotras? ¿Creáis para afrontar vuestros miedos y para luchas contra ellos?
MM. Sí, yo siempre lo he dicho que el día que a mí se me quite el miedo de mostrar lo que hago me dedicaré a otra cosa, venderé camisetas o mermeladas.
AA. ¿Entonces crear te genera miedo pero también te lo quita?
MM. Alexandra siempre insiste en una cosa que es trabajar ese miedo para que no te paralice sino al contrario, te active. La idea no es perder el miedo que es una frase hecha que no es cierta. El miedo está ahí, de hecho en el cuento mismo el miedo no desaparece del todo y el monstruo tampoco.
AA.Es como la metáfora de la piedrecita en el zapato, no es posible quitarte el zapato y sacar la piedrecita pero sí conseguir que se coloque en un hueco que no te impida caminar.
MM. Exacto. Por eso en el cuento lo primero que hace la niña es contárselo a su madre porque hay monstruos reales donde hace falta que haya un adulto que sepa qué hacer. Pero una vez que sabes que es un monstruo imaginario o que forma parte de ti misma entonces puedes trabajarlo. Lo mismo pasa en la creación. Hay riesgos y peligros reales pero hay otros que no y los puedes ir manejando.
AK. El monstruo está señalando algo de ti, tu sombra en el mundo junguiano.
AA. ¿Por qué habéis decidido autopublicar frente a otras opciones como enviarlo a convocatorias, editoriales etc.?
MM. Eso lo tuvimos claro desde el portal donde nos encontramos porque Alexandra se dedica sobre todo a hacer libros artesanales. Y para mí era perfecto porque a pesar de tener 7 cuentos publicados el último de ellos Los distintos, que ganó todos los premios posibles tanto en español como en inglés, tú no te imaginas la cantidad de nos, n-o, y de silencios que son peores que los no que yo he recibido en los últimos dos o tres años entonces es una cosa que duele muchísimo. Sobre todo los silencios, eso te va minando muchísimo. Algunas editoriales me han enseñado ejemplos de lo que están editando ahora y a mí esos ejemplos no me gustan, si los viera en una librería no los compraría. Y para mí, que puedo aceptar miles de cambios en televisión o en las plataformas pero en esto no. Cada cuento mío que alguien lea existe porque si yo no lo escribo me muero, tengo la necesidad de hacer ese cuento. Por eso desde que nos encontramos en ningún momento se nos pasó por la cabeza intentar buscar una editorial, desde el principio fue artesanal. De hecho hubo una editorial que se interesó a través de Alexandra y lo hablamos y decidimos que no.
AK. Además del dolor, para mí el arte es mi forma de relacionarme con el mundo. Nietzsche dice que “el arte impide que muramos de realidad”. Para el arte es una forma de ser, es desde donde yo me relaciono con el mundo, desde niña, mi configuración, la sopa que soy. La vida se realiza con el arte, una dinámica vital.
AA. Ahora habéis decidido hacer talleres para niños para que conozcan el cuento y pinten sus monstruos.
MM. Y les escriban sus cuentos. Vamos a hacer el primero este 6 y 7 de diciembre en la Sala La Valiente para niños de 5 a 11 años y lo hemos llamado Puente de Monstruos. La idea de los talleres es que conversemos sobre los monstruos, los describamos, los dibujen para sacarlos afuera y que cada uno de ellos le invente un cuento, dónde vive, a quién asusta…
AK. Y qué conjura el monstruo, qué lo calma, qué puede hacer al monstruo menos monstruoso.
AA. ¿Podéis contarnos algo del siguiente cuento que tenéis en el horno?
L2DP: ¡No! Estamos empezando, estamos en el pañalín.
AK. Empecé con el personaje típico con el que cualquier persona empezaría y dije, no.
MM. Hay un exceso de humildad ahí. Ella hizo un personaje hermoooooosooooo. Pero sí es verdad que a partir de él, por lo mismo que esta sociedad es más de fluir que de cumplir metas, dijimos “y si…” y entonces estamos en ese “y si. Y el “y si” es maravilloso porque además una de las enseñanzas más maravillosas que nos dejó el primer cuento es darse cuenta de que no tenemos ningún jefe arriba, que nuestro jefe somos ella y yo podemos hacer cosas como se supone que no deben hacerse y jugar. Así que no te podemos decir más pero sí que está cojonudo.
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